Las luces del local Nesta son poco propicias para la fotografía, pero sumamente ambientales a la música que empieza a sonar de las manos de Manuel. Equipado con un sintetizador, una guitarra electroacústica, y un computador para las bases, compuestas por él, Manu abre la noche de una manera suave, tranquila y muy cautivante.
            De pronto surge un descuadre, algo interrumpe el flujo natural de la música. Una armónica suena en la apertura de una canción, instrumento de viento volviendo del pasado, siendo actualizado en la música electrónica. El sonido refrescante de este viento le da un aire de folk electrónico a la noche, haciendo que la experiencia de la música sea en extremo agradable.
Manuel es arquitecto de estudios, pero músico y productor de profesión. Desde muy chico se acercó a la música, partiendo por piano clásico que estaba en su casa. Cuenta con muchas influencias musicales que, de buenas a primeras, parecen difíciles de congeniar; rock, blues, electrónica, folk. Como él dice, “(…) a la hora de componer no me gusta decir voy a hacer una canción rock, una canción electrónica, sino que ver un poco para donde me lleva el instrumento que estoy tocando y ver donde termino, me gusta esa libertad.
De todos modos, está nutrido por bandas como The Doors, Yes, Daft Punk, Tame Impala, etc. Trabaja centralmente sólo, a través del computador, encontrando cierto gesto democrático en el hecho de que ahora se pueda usar la tecnología para que cualquiera se acerque a la música. Escuchar esta mezcla de influencias sobre el escenario es una experiencia interesante. Los sonidos del sintetizador, el paso del inglés al español, el juego de luz tenue: todo confluye en un punto que Manu sabe captar muy bien sobre el escenario.
Acaba de terminar un disco, luego de 2 años de trabajo y un arduo proceso de selección. Sin olvidar de donde viene, sin embargo, le gusta volver a repasar su trabajo antiguo, escucharse, y evaluar cómo ha ido cambiando en su trabajo musical.
“Yo creo que la gente que escucha mucha música quiere después dar su versión de las cosas, qué es lo que a ti te gustaría escuchar y eso es un poco lo que uno compone (…).Quiero que el que me escucha sea capaz de identificarse con algo, sea una armonía, una melodía, cualquier cosa, pero que conecte.”
Hace poco terminó de producir la música de una película chilena, llamada Aves Migratorias, para que estén atentos a la banda sonora de dicho filme cuando este se estrene.

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