In crescendo resuenan los tambores, que en el climax dan paso a las chaquetas extravagantes, las hombreras altas y la piel de leopardo bajo los colores de las luces. La potencia exploto desde el primer clic, la ansiedad por tocar se sentía en la vibración de la batería y del bajo, que se llenaban de entrega al público. José Nazcar se lanzó con toda la energía en su segunda presentación, en la que muestran un adelanto de su disco que está a poco de estrenarse.
El Yoyo (22 ) entró con los synths que se acoplaban con la guitarra de José (22). Las voces seguían para armonizar el recinto en su alta frecuencia y también con las ondas de mayor longitud.
En el fondo, quienes más gozaban del ritmo y la emoción eran el Vicho (20) con el bajo y Sebastián (25) que marcaba el pulso con ánimo.
El show comenzó a fluir, el público seguía los ritmos pasando por las sombras y luces, la alegría y los sonidos más sombrío, la oscuridad y la luminancia, contraste que es refljo del tira y afloja entre el bien y el mal. “Partí con equipos de mierda, un interfaz de mierda, computador piola, todo como el hoyo, sin cachar nah… Ahí me instruí leyendo cosas, viendo youtube”.- Nos cuenta de cómo se inicia en la producción musical y se enfrenta por primera vez a la composición de letras, que dan lugar a Nazcar V.1, su disco. La obra es el resultado de la composición que nace en el nicho de un computador, la composición en solitario, que se materializa y se le da una puesta en escena en banda con los frutos de seis meses de ensayo de los cuales se siente en el aire la conexión grupal, la comunicación musical que maneja la banda.
Dicha naturalidad se percibe en todos los aspectos de la música, origen y puesta en escena. Es más, el disco nace de un fluir constante de dejar a sí mismo componer y descubrir en el acto cual sería el concepto. Esto tiene su fin en la lucha entre el bien el mal, “como que está la maldad en el mundo y nadie la puede sacar, como que somos así los humanos y sin la maldad y el bien no existimos” dice José. 
La banda tiene un origen variado, desde un proyecto que nace de su vocalista, pero que incluye a los demás desde las casualidades de la vida. El Vicho se incorpora desde comprarle una entrada para un concierto a José, que fue cuando se conocieron. El Seba se incorporó por los afiches que José puso en las calles, pero realmente sintió que entrar a ese proyecto era su momento para desenvolverse con calma y canalizar sus energías a una semana del fallecimiento de su mamá. Respecto a los integrantes, José nos cuenta que los chicos son secos y se lograron acoplar de forma espontanea al proyecto por ser músicos de gran calidad, lo cual permitió que pasar de un proyecto en base a VST’s a un sonido orgánico fuera cuestión de poco desgaste.
Con todo el ánimo y la motivación que los chicos tienen para lanzarse con todo en la música con su proyecto, lanzaron el sello Malo Records, que fue creado por José y el Yoyo, pero que se incorporó Manudeu y están llamando a más artistas para que puedan formar parte de él.
La banda tiene proyecciones para sorprender, el público podrá juzgar esto de una vez cuando se lanzen en Spotify. De momento, tendremos que esperar el estreno de los singles, una próxima tocata y un prometido video, en fin, todo lo que tiene a la banda ocupada, pero emocionada.

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